miércoles, 2 de abril de 2014

El presente capítulo sobre psicopatología criminal comprende un estudio clínico sobre: psicosis, retardo mental, personalidad psicopática, neurosis, personalidad senil y trastornos convulsivos, analizados en relación a la criminalidad.



                                                                                                                     Psicosis y criminalidad




Consideramos que la conducta de agredir de un modo destructivo, físico total como lo es la conducta homicida, solamente la puede proyectar un individuo con graves problemas psíquicos, el descontrol psicológico que permite la descarga de impulsos primitivos y destructivos se estructuran a través de múltiples, variadas y complejas circunstancias pero donde predominan elementos psicopatológicos confusionales y psicóticos.


El estudio de los procesos psicóticos aclaran múltiples problemas de la dinámica criminal. En general los trastornos psicóticos se caracterizan por un grado variable de desorganización de la personalidad, se destruye una relación con la realidad y existe una incapacidad para el trabajo, es decir que el psicótico entre en una etapa de total aislamiento psíquico y social, y de ahí la marginación progresiva a nivel familiar.


                                                                                                       Esquizofrenia





La Asociación Psiquiátrica Americana, define la esquizofrenia como un grupo de trastornos manifestados por problemas en la ideación y en la conducta. Los trastornos en la ideación están caracterizados por alteraciones de la formación de conceptos los cuales conducen a una mala interpretación de la realidad y en ocasiones a ideas delirantes y alucinaciones. Como consecuencia natural de los cambios afectivos se presenta una respuesta emocional ambivalente, reducida e inadecuada y pérdida de empatía con otros.


Ey define la esquizofrenia como una psicosis crónica que altera profundamente la personalidad. La persona cesa de construir su mundo en comunicación con los demás, para
perderse en un pensamiento autístico, es decir, en un caos imaginario, este proceso es más o menos lento, progresivo y profundo.


En la esquizofrenia los trastornos psicopatológicos invaden todas las áreas de la personalidad, así observamos alteraciones en el pensamiento caracterizado por disociación e incoherencia, está fragmentado y resulta por lo tanto incoherente, representando las ideas delirantes, tina proyección más de la conflictiva mental. Las ideas delirantes se traducen en delirios de grandeza, de invención, de celos, místicos, de persecución, sin lugar a dudas los de mayor peligrosidad ya que el individuo siente que "debe" defenderse de los que lo espían o lo controlan.


El esquizofrénico presenta graves problemas de memoria, amnesia o una marcada hipoamnesia como consecuencia también del delirio, no recuerdan, no reconocen, no saben qué edad tienen, no saben en qué lugar se encontraban; esta pérdida de memoria está vinculada asimismo a la desorientación espacio-temporal. En algunos casos se ha observado una hipermnesia, especialmente en relación a delitos sumamente sádicos y violentos, en estos casos el autor detalla de una manera asombrosa datos en especial relacionados al delito.



La clasificación que se utiliza más frecuentemente para especificar los tipos de esquizofrenia:



a) Simple. El individuo se va apartando paulatinamente de sus actividades y del contacto con las demás personas, comienza a disminuir su rendimiento, afectivamente disminuye su resonancia afectiva, pierde interés en las cosas, la actividad tiende a ser escasa. El trastorno es gradual donde se advierte un empobrecimiento de su personalidad. El crimen especialmente en el adolescente señala el des-encadenamiento de un proceso mental más profundo y grave.

b) Esquizofrenia hebefrénica. El comienzo en brusco, agudo en sus reacciones y la desorganización de la personalidad y el deterioro es más rápido. Se observa una impulsividad extrema, comportamiento infantil, alucinaciones, ideas delirantes, pensamientos incoherentes y acentuados rasgos regresivos. La conducta delictiva está muy relacionada a esta crisis impulsiva y agresiva y especialmente a sus ideas delirantes y a las alucinaciones.



c) Catatónica. Caracterizada por perturbaciones en el control de movimientos y por el pasaje de una etapa depresiva, de estupor y excitación. En la etapa depresiva el individuo permanece quieto, existe un negativismo marcado, indiferente a los estímulos, falta de interés, llega a perder todo control.

d) Esquizofrenia paranoide. Posiblemente la de mayor vinculación con conductas delictivas de carácter violento. La sintomatología principal de este síndrome son las ideas persecutorias y delirios sistematizados que se van estructurando y se transforman en delirios sistematizados. Existen alucinaciones y trastornos afectivos como consecuencia de la conflictiva interpersonal. Es una personalidad fría, retraída que reacciona por mínimos estímulos. La desorganización es gradual así como su hostilidad y agresión.






Psicosis con síndrome orgánico

Existen problemas en las áreas de pensamiento, memoria, a veces esto es el signo más característico de la psicosis, una confusión progresiva, desorientación espacio-temporal. Se observa una diferencia entre la información cultural que tenía el individuo entre antes y después de la psicosis orgánica, el deterioro y los trastornos en los aspectos intelectuales es evidente.
Se deteriora la apariencia corporal y sus relaciones con el medio ambiente sufren transformaciones, el contacto se hace distante-infantil y dependiente.
Puede desarrollar actividades mínimas o por el contrario una actividad exagerada, el stress físico también repercute con su comportamiento casi a todos los niveles de la personalidad que inclusive, no sólo puede desarrollar conductas violentas sino autoagresiones y llegar hasta el suicidio.
Encontramos en la psicosis de tipo orgánico: psicosis alcohólica, psicosis degenerativa, psicosis infecciosa.

Psicosis alcohólica. La desorganización de la personalidad no se da necesariamente en los adictos crónicos, porque es evidente que la tolerancia al alcohol cambia de un individuo a otro, podríamos decir que en determinados individuos con una estructura de personalidad con ciertas características psicológicas y con una adicción alcohólica grave se pueden producir psicosis alcohólicas.

El alcohólico presenta en general una actitud hostil y agresiva, consecuencia de sus sentimientos de inferioridad y de su necesidad de dependencia relacionada a una historia personal integrada con imágenes de frustración y de rechazo. Bajo esta serie de imágenes el individuo busca el alcohol como un sustituto a una necesidad afectiva. Cuando no puede distinguir ni controlar sus impulsos de tipo agresivo, la conducta violenta se desencadena al igual que en todas las psicosis, de una manera violenta, indiscriminada (aunque prevalece la agresión hacia el núcleo familiar por las ideas persecutorias que presenta) y a veces sumamente sádica y compulsiva.

Psicosis senil. Los procesos del envejecimiento en relación a problemas de delincuencia, están mencionados en personalidad senil y criminalidad, de una manera más amplia. La psicosis senil comienza en ciertos individuos a partir aproximadamente de los 65 años. Los trastornos físicos
son sumamente notables y se caracterizan por una declinación de funciones y por el proceso de envejecimiento.
En los aspectos de personalidad se observan múltiples trastornos, una percepción lentificada, memoria parcializada, pensamiento con ideas ilógicas, tendencias paranoides, depresivas, que pueden llevarlo a una conducta de suicidio. El proceso de deterioro es gradual y se observa desorientación espacio-temporal.


Cuadros clínicos de la psicosis senil:
a) Deterioro simple: es la forma más frecuente que se manifiesta la demencia senil y se caracteriza por una disminución progresiva de la memoria, lentitud de pensamiento, intereses limitados y trastornos en al área de la comunicación y afectividad.
b) Tipo delirante y confuso: aquí se manifiestan alucinaciones, desorientación espacio-temporal y una acentuada confusión, el individuo se mueve sin metas fijas determinadas y el deterioro es muy marcado.
c) Tipo deprimido y agitado: la pérdida de la memoria, las ideas delirantes y el empobrecimiento intelectual es la sintomatología más frecuente, así como un marcado egocentrismo.
d) Tipo paranoide: se manifiesta principalmente por ideas de carácter persecutorio y una conducta agresiva, irritable ante mínimos estímulos ambientales, el paciente piensa que lo tratan mal y le ocultan cosas.

Psicosis infecciosa.

 Aquí se refiere a cualquier tipo de infección que puede desencadenar desorganización de la personalidad. Los trastornos de tipo físico son notables. En los aspectos de personalidad, las dificultades en el orden intelectual, especialmente memoria y pensamiento suelen ser los primeros en manifestarse. Presenta dificultad para establecer un juicio lógico y la información general de índole cultural sufre significativos cambios. Existe desorientación temporo-espacial. Cabe señalar que en estas psicosis se pueden producir estados violentos e impulsivos y una conducta sádica que se manifiesta en un ensañamiento con la víctima.




Psicosis debida a traumas físicos.


 Traumatismos cerebrales a raíz de accidentes o caídas, pueden implicar serios cambios en el comportamiento y una actividad descontrolada que conduce en determinados casos a una conducta agresiva por los estados de miedo y pánico que sufre el individuo.
Psicosis maniaco-depresiva. Es una psicosis de tipo afectiva que se caracteriza por un aumento o disminución en la actividad que expresa el estado mental que prevalece. Se observan dos fases: maniaca o hiperactiva y depresiva.
a) Fase maniaca. Esta reacción se divide en hipomanía que está traducida por una exaltación en forma atenuada pero donde se advierte que el individuo está sumamente optimista, ríe con facilidad, nada le preocupa, y desarrolla una intensa actividad. El pensamiento es superficial, se irrita ante la menor contrariedad y su sensibilidad le puede llevar a ataques de carácter agresivo. Aunque aparentemente nada le molesta puede reaccionar de manera des-proporcionada y aquí está el peligro al proyectar una conducta agresiva.
El ataque maniaco que puede seguir a la hipomanía está caracterizado por una exaltación a todos los niveles y un psicomotricidad intensa. El pensamiento es incoherente e ilógico.
En la manía delirante aguda el individuo está intensamente activo, con ideas delirantes, alucinaciones y confuso a todos los niveles de la personalidad. La psicomotricidad es intensa y sus impulsos incontrolados pueden ser de tipo agresivo relacionados a sus ideas y alucinaciones.
b) Fase depresiva. Se observa: depresiones leves que se establecen gradualmente (víctima o suicidio) el individuo está triste, ansioso, se preocupa por pequeños incidentes, la actividad se reduce, el habla es lenta, le es difícil concentrarse, pierde interés hacia el medio. Puede intentar conductas suicidas pero también bajo un aparente encubrimiento puede llegar a ser víctima de delitos, es decir que su estado depresivo y cierta confusión en su personalidad le hacen perder las defensas psicológicas de control y sus imágenes tienden a ser autodestructivas; el individuo no desea vivir, propiciando de manera inconsciente conductas agresivas.
En la depresión aguda, los pensamientos suicidas son más claros y frecuentes pudiendo llegar a manifestarse en forma concreta, en ésta la actividad disminuye, pierde el sueño, no come, el pensamiento es muy lento, así como el lenguaje presenta dificultad para realizar actividades y todos sus niveles disminuyen, tiene sentimientos de culpa por acontecimientos sucedidos hace varios años y relaciona estos sucesos para justificar sus ideas suicidas. En el estupor depresivo se encuentra un estado de inhibición profunda, con alucinaciones, ideas de muerte, trastornos de memoria, desorientación espacio-temporal y una confusión psíquica muy intensa.
La desorganización de la personalidad en este tipo de psicosis no es tan profunda como en la esquizofrenia, pero existen trastornos graves en los aspectos especialmente de la afectividad.
La conducta delictiva se da de una manera impulsiva y violenta en las crisis maniacas, con un marcado sadismo en las fases depresivas que se caracterizan por conductas pensadas, planeadas. Son los crímenes en los que se mata a los niños para que en un futuro no sufran, el padre o la madre presenta una grave depresión, con ideas suicidas que van abarcando paulatinamente el núcleo familiar, ideas delirantes que se estructuran de una manera sistemática. El individuo desea que su familia no sufra y es por ello que los agrede.

Retardo mental y criminalidad




Para H. Ey, los retrasos mentales son insuficiencias congénitas, de comienzo muy precoz del desarrollo de la inteligencia.
El débil mental es un enfermo de la inteligencia y esta enfermedad no le permite construir su personalidad integrando su sistema de valores propios en una buena estructuración lógica de sus conocimientos.

El retardo mental, dice Frazier se refiere a condiciones anormales caracterizadas por un defecto en el desarrollo intelectual que por lo común, existe al momento del nacimiento, o se presenta en la primera infancia y es provocado por enfermedad, lesión, perturbaciones genéticas o carencia social extremada.

La alteración básica del retardo mental es el desarrollo intelectual detenido o retardado.
La deficiencia mental es una condición o estado de inadecuación mental y social, producto de un desarrollo mental detenido o incompleto.
La Asociación Americana para la Deficiencia Mental, define a ésta como todo funcionamiento intelectual por debajo del promedio general, que se origina durante el período de desarrollo, asociado con la alteración de la conducta de adaptación.
En la actualidad no existe acuerdo total respecto a la terminología y la clasificación adecuada de estos trastornos de la personalidad.
Por ejemplo: la Asociación Americana usa el término debilidad mental, mientras que otras asociaciones recomiendan que se utilice el vocablo "retardo mental", para designar un funcionamiento intelectual que en general es inferior al promedio o a lo normal.

Se considera que la limitación de la inteligencia también se llama idiocia, imbecilidad, debilidad mental, retardo mental, subnormalidad mental, hipofrenia, oligofrenia




El retardo mental se asocia a alteraciones de los siguientes factores: a) maduración; b) aprendizaje; c) adaptación social.
Maduración. Durante los primeros años se produce una clara alteración en el desarrollo, el ritmo de la maduración, y esto constituye especialmente en los niños la base para proporcionar los datos para diagnosticar la debilidad mental. Por ejemplo al llegar a la edad escolar, el niño retardado generalmente experimenta por lo menos dos años de atraso.
Aprendizaje. La incapacidad de adquirir y retener conocimientos como resultado de la experiencia, indica la presencia de un defecto en la capacidad de aprender y se observa especialmente en el aprendizaje escolar. Pero cabe señalar que ya se detectan en los primeros años, en la psicomotricidad, lenguaje, en la incapacidad para jugar con otros niños, problemas en el desarrollo.

Adaptación social. Si el retardo mental es leve, el niño tal vez muestre pocos signos hasta que al entrar a la escuela se le puede observar de un modo más claro. La adaptación social se vuelve importante como un índice de retardo mental, en especial a nivel adulto, pero se refleja desde antes en la incapacidad del individuo para relacionarse con sus padres y maestros y con las demás personas.













Determinación del grado intelectual


A veces no es fácil esta determinación de retardo mental e implica toda una tarea de diagnóstico diferencial, especialmente debe tenerse en claro no confundirlo con un cuadro confusional, psicótico, con una grave deprivación social.
Por eso con el fin de determinar si en realidad es débil mental, es necesario conocer la personalidad del individuo y especialmente su núcleo familiar.
Las investigaciones médicas, señalan que los padres pueden por herencia transmitir la debilidad mental si ellos o uno de los padres es débil, es muy probable que el niño presente un desarrollo menor. Sin embargo, hay que tener presente que los padres débiles mentales no sólo afrontan una herencia biológica sino que proporcionan un medio social deficiente, y con escasos estímulos intelectuales y sociales.


Las investigaciones médicas, señalan que los padres pueden por herencia transmitir la debilidad mental si ellos o uno de los padres es débil, es muy probable que el niño presente un desarrollo menor. Sin embargo, hay que tener presente que los padres débiles mentales no sólo afrontan una herencia biológica sino que proporcionan un medio social deficiente, y con escasos estímulos intelectuales y sociales.
En muchos débiles mentales existen secuelas de procesos traumáticos o infecciosos. Se ha mencionado que algunos aspectos físicos se correlacionan con retardo mental, por ejemplo: macrocefalia, hidrocefalia, asimetría del cráneo, la implantación frontal baja del cabello, las asimetrías de la cara, malformaciones del paladar.
Es notorio que en la mayoría de los individuos con un retardo mental existe también el antecedente de retardo en el desarrollo de las funciones psicológicas, fisiológicas y sociales. Por ejemplo en el recién nacido, los primeros indicios del déficit de succión, ausencia de los reflejos de presión, falta de llanto frente a estímulos dolorosos, incapacidad para cerrar los párpados. El lactante muestra apatía, dificultad para mamar y posteriormente retardo en el comienzo del uso de su aparato motor.
Un niño sano al segundo mes suele sonreír, la cabeza y los ojos se vuelven hacia los sonidos; al cuarto mes comienza a mantener su cabeza erecta, sexto mes, ya se sienta; décimo mes, debe mantenerse en pie y a los doce meses ya comienza a decir algunas palabras. El retardo en la adquisición de estas habilidades motoras sugiere una alteración en el desarrollo que cuando es pronunciado puede representar un retardo psíquico.
Pero no siempre es fácil el diagnóstico en los primeros meses de vida, los antecedentes de embarazo patológico o traumatismo en el parto deben ser tomados siempre en cuenta en las historias clínicas. En general puede haber un retardo en la conducta instintiva, tal como la succión, el llanto, la mímica o alteraciones en el ritmo del sueño en las primeras semanas y meses.
A los fines de detectar la normal evolución se han establecido diversas tablas para la valoración del desarrollo y la maduración, entre ellas; los estudios de A. Gessell, Ch. Bühler, y Piaget.
Gessell, Bühler, Piaget, todos ellos se basan en los términos medios del tiempo de adquisición de los movimientos de locomoción y precisión del conocimiento de su ambiente. Sin embargo es muy importante tener en consideración que el retraso en algunos de estos aspectos
parciales no implica siempre el pronóstico de oligofrenia, pues el desarrollo de las distintas funciones neuropsíquicas no siempre es igual.
Un retardo global puede observarse en enfermedades graves, infecciosas, en trastornos gastrointestinales prolongados, lo mismo que en la carencia de alimentación y también en un medio familiar y social deprivado.
Existe coincidencia en que para diagnosticar una deficiencia mental se observa por: a) lentitud del desarrollo y la maduración neuropsíquica; b) por los signos clínicos y anormalidades físicas que pueden presentarse; c) en los casos medianos y leves por las dificultades a veces insuperables que tienen estos niños para afrontar las exigencias escolares en los aspectos intelectuales o de conducta sumamente lentificadas; d) por los tests psicológicos.
Existe una serie de cuadros en que el nivel mental, la etiología, y la patología son distintos de la debilidad mental, pero muchas veces estos individuos son diagnosticados con un déficit intelectual pero en realidad presentan lo que se llama pseudo-oligofrenias.
Otros individuos presentan un retardo en el desarrollo neuropsíquico o una lentificación en la adquisición del lenguaje. Personas con defectos sensoriales, con retardo en el lenguaje pero con comprensión del mismo. Niños con dificultades en el aprendizaje escolar de la lectura y escritura por lesiones cerebrales mínimas. Niños con retardo por causas endocrinas o tóxicas por hipoalimentación.
Psicosis que a veces simulan oligofrenias, sobre todo cuando su aparición es muy precoz.
Personas con lesiones cerebrales que al presentar fallas en su percepción, gran distractibilidad y dispersión pueden ser confundidas con retardo mental, aun sin presentar ningún déficit en su inteligencia.
Tiene pues una importancia vital el diagnóstico diferencial.
En resumen, las características principales del débil mental se relacionan a un desarrollo biológico retrasado, adaptación social inmadura e insuficiente. El nivel intelectual inferior a lo normal le ha impedido un aprendizaje de tipo escolar y laboral, sus actividades por lo tanto se encuentran limitadas y se desarrollan a través de una actitud pasiva, permisiva y presentan una actitud de carácter receptiva.
No se observa una marcada distorsión de los valores sociales y morales ya que no es agresivo en el plano verbal y no presenta conflictiva con la figura de autoridad; aunque existen casos en que por imitación del grupo delictivo se llega a una alta agresión.
No tiene conciencia de su proceder ni de las consecuencias. El alto alcoholismo, por influencia cultural que a veces presentan, acentúa el deterioro en los niveles de comprensión e intelectualización.
Desde el punto de vista criminológico se muestra impulsivo, irracional y con una conducta irreflexiva.
La comunicación así como el lenguaje es precario, es decir, presenta una conducta tímida, introvertida pero es por las dificultades en las relaciones interpersonales.
Presenta dependencia con determinadas personas, tiene una afectividad infantil inmadura con emociones que lo llevan a desarrollar conductas impulsivas.
Comunicación: a veces se expresan ruidosamente, tono alegre, o están marginados. Existe disparidad en los campos sensoriales.
Atención: insostenida e inconstante.
Interés: está sumamente limitado.
Se presenta agresividad física: mordiscos, golpes. Esta conducta puede aparecer en momentos de excitación general o sobrevenir de estímulos externos.
Memoria: puede haber gran desarrollo de la memoria con respecto a un material específico.
Pensamiento: concreto, simple, limitaciones en la abstracción y juicio.
Psicomotricidad: hiperactividad hasta una limitación extrema de movimientos.
Sus actividades están estereotipadas.
El control postural varía pero es poco frecuente que haya coordinación.
Conciencia: se encuentra muy limitada por el déficit intelectual.
Orientación espacio-temporal: según el grado de retardo pero en muchos existe desorientación espacio-temporal.
Adaptación a la realidad: es sumamente precaria y depende por ello del medio ambiente familiar y social.
Deterioro: es muy marcado, y a medida que el individuo es de mayor edad se acentúa.
La familia del débil mental presenta muchas veces una deprivación sociocultural que dificulta aún más una labor asistencial y educativa.


Características de la conducta delictiva del débil mental



Desde el punto de vista de la criminología es importante distinguir si es autor o víctima del delito.
Autor. La conducta delictiva llevada a cabo por una personalidad débil mental, es por lo general una conducta no reflexiva, impulsiva, carente de planificación y muchas veces llega a este comportamiento por la imitación de grupos delictivos. Tiene un conocimiento muy pobre de su propia personalidad y por consiguiente de la de los otros, resultándole muy difícil ponerse en el lugar del otro y es por ello que prevé mal sus reacciones.
Él mismo se coloca en situaciones difíciles que no sabe resolver más que por la mentira o la violencia y esto es debido a que es incapaz de hacer frente a situaciones nuevas que exijan un análisis pasivo de sus dificultades.
Hemos observado que la personalidad con un retardo mental y con una conflictiva social desarrolla frente a determinadas circunstancias, generalmente, delitos en propiedad ajena (daño).
Cuando el débil mental realiza una agresión sexual (violación) es por lo común a niños porque se sienten más seguros, pero aun aquí es una conducta circunstancial no planeada.
El hurto o el robo se dan más por manipulación de otras personas hacia el débil mental que por una conducta espontánea de éste. Claro está que hay que señalar que las personalidades débiles mentales que han recibido una fuerte influencia del medio familiar con valores sociales y morales distorsionados continúan con estas conductas de hurto por un comportamiento imitativo.
Víctima: observamos que frecuentemente la persona con un retardo mental es la víctima de delitos sexuales. Esto sucede por las dificultades en la comunicación (su lenguaje es precario) no pueden solicitar auxilio y por sobre todo el engaño fácil del que son objeto.
El grado de retardo mental a veces es muy profundo como en los casos de débiles mentales con un C. I. bajo y esto representa enormes dificultades para su autonomía y resultan víctimas cuando se encuentran solos en lugares apartados.
La imposibilidad de poder defenderse se hace evidente en la característica de pasividad y en las dificultades psíquicas para reaccionar y auto protegerse.
Existen en todos los casos, tanto cuando se es autor como cuando se es víctima, una pronunciada deprivación sociocultural que unida a su déficit intelectual representa una grave problemática. Cuando es autor significa una proyección de un estado patológico más grave, esto es, la debilidad configurando una conducta agresiva; y en el caso de las víctimas débil mental una prueba de la marginación que sufre y por la falta de control y asistencia familiar.



Personalidad psicopática y criminalidad  (60)

La psicopatía o personalidad psicopática es la enfermedad más frecuente en el ámbito carcelario y la mayor significación en la psicopatología criminal.